Mi reto como interiorista es el de conseguir transmitir algo más allá del típico “mira, que bonito está” o “que mono te ha quedado” .
Para conseguirlo, debemos ser capaces de despertar sensaciones en las personas que van a disfrutar de los ambientes que hemos creado.
Uno de los elementos fundamentales cuando hablamos de transmitir sensaciones es el agua. Pero no agua estancada en una piscina convencional, sino el agua en flujo continuo, siempre en movimiento, en constante evolución.
Las piscinas de arena nos ha abierto todo un abanico de posibilidades en este sentido, ya que nos permite huir del clásico diseño de hormigón para crear piscinas vivas, adaptadas a las características del terreno en el que se asientan, en una perfecta armonía con la naturaleza, y cumpliendo siempre las expectativas de los usuarios, los cuales jamás se cansarán de un elemento que es capaz de sorprenderles día a día.
Estudio de diseño interior y decoración
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